Visión

La curiosidad y el estudio del viviente como objeto, en tiempos posteriores al método científico, provocaron el nacimiento de disciplinas pioneras y teorías filosóficas, que trataban de explicar el dinamismo y la singularidad de la vida. Aquellos estudios precursores comenzaron a reconocerse como ciencias en los albores del siglo XVIII. Posteriormente, a mérito de revoluciones técnicas, descubrimientos e invenciones sin precedentes; La biología, la química, las matemáticas, la física y la medicina, entre otras, se consolidaron durante el siglo XIX. A la par y a partir del siglo XVII, el pensamiento filosófico buscaba respuestas a las preguntas sobre la vida; ¿Cómo es la vida?, ¿Qué es la vida?, ¿Por qué hay vida? Surgiendo teorías como el mecanicismo, el racionalismo, el empirismo, el positivismo, el determinismo, el sistemismo, etc.

Paradójicamente, en el siglo XX, la reflexión filosófica sobre la vida se vio rebasada por el avance científico, la hiper-especialización de la ciencia dividió al viviente en pequeñas partes, segmentándose a sí misma y desmembrando al ser vivo. De igual forma, las dos guerras mundiales mostraron las caras más oscuras y opuestas de la técnica y la razón; la destrucción y el fanatismo sembraron discordia sobre el uso de la técnica y el papel contemplativo de la reflexión.

El proyecto «La Unidad del Viviente: del desarrollo embrionario a la generación de hábitos»; propone retomar y responder las preguntas sobre la vida y el viviente, a partir de una visión integrativa desde las ciencias biológicas y la filosofía. Una mirada panorámica a hombros de la técnica y la reflexión, para crear puentes epistemológicos desde atalayas aparentemente distantes.

Una propuesta interdisciplinaria que, como su nombre lo dice, toma la noción de unidad y hábito como principios constitutivos del viviente. Fundamentos que proponen una apertura en las ciencias y la filosofía, una invitación a ir más allá de las propias herramientas metodológicas hacia un diálogo fructífero e innovador.

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